Institucional

Viaje en la Fragata ARA Libertad

31/01 | Todas las sedes

Navegar en la Fragata Libertad

En abril de 2023 tuve el honor de realizar 420 millas (676 km) de navegación a bordo de la Fragata ARA "Libertad", buque escuela de la Armada Argentina.
Se trató de una travesía preparatoria para su 51° Viaje de Instrucción, (hice el tramo desde Mar del Plata hacia Buenos aires) en la que además de la tripulación íbamos algunos invitados.
Llegué a la Base de Mar del Plata antes del amanecer, porque zarpábamos a las 8am, y después de caminar a oscuras por un campo llegué a la Fragata: me recibió el comandante en persona, que estaba haciendo ejercicios.
Zarpamos con ayuda de remolcadores del puerto, lo que demoró un rato largo, y apenas adentrarnos en el mar, se perdió toda conexión con el mundo exterior, sin señal de celular ni internet. 
Un día en la Fragata inicia a las 7am con el toque de diana, donde a través de todos los altavoces en simultáneo suena un comunicado que da los buenos días, informa sobre lo que ocurrió durante la noche, avisa sobre el clima actual, horarios del amanecer y ocaso, mientras reproduce algo de música y recuerda alguna efeméride naval. Inmediatamente después da lugar a la formación de la tripulación completa en la cubierta principal.
Luego hay turnos asignados de media hora para desayunar, lo mismo con el resto de las comidas. Durante mi estadía también se hicieron capacitaciones sobre incendio, simulacros de zafarrancho de abandono (es la orden de evacuación de la nave dada por el capitán, o quien lo reemplace en ese momento, cuando no quedan esperanzas de mantener la embarcación a flote), de hombre al agua, y maniobras de velas.
Los amaneceres se perdían en la espesa niebla, pero los atardeceres fueron un espectáculo visto desde un palco de lujo.
Por la noche hubo lugar para distenderse, algún que otro torneo de truco y salir a mirar las estrellas desde el medio del mar.      
La Fragata en sí misma es hermosa, cada rincón mantenido con celo por sus ocupantes y, si bien, al principio parece un laberinto, después de un tiempo uno se aprende algunos caminos y qué escalera tomar para ir a cada lado.
En mi caso, me asignaron una cama en el área de sanidad, ubicada en la proa, y mi área asignada era la Camareta de Guardiamarinas (en el centro de la Fragata) lo que me permitía transitar por gran parte de la extensión del buque, cruzando por el sector asignado a suboficiales, aledaño a las puertas de acceso a la cocina, y sala de máquinas.
La desconexión digital, tan rara en estos tiempos, ayudó a profundizar la experiencia y me obligó a conectar con el buque, la tripulación, los invitados y sus historias. 
Me emocionó particularmente tomar contacto con la tripulación, hombres y mujeres oriundos de todas partes de la Argentina, conocerlos, escuchar sus ilusiones de recorrer el mundo por primera vez o -en el caso de los que iban por su segundo viaje- sus anécdotas como embajadores en el mundo, y el orgullo con el que representan a nuestro país en cada puerto. En los lugares más lejanos del mundo, compatriotas esperan a la fragata con banderas, paquetes de yerba y lágrimas en los ojos.
Ha sido, sin dudas, una experiencia que atesoraré por siempre donde pude vivir de primera mano durante tres días, como es la vida en el buque, sus rincones, las rutinas, el enorme trabajo que lleva adelante la tripulación y sobre todo la entrega y profesionalismo que le imprimen a cada tarea.

Dra. Sabrina M. Molina
Coordinadora Compliance
Fundación Barceló